Uno de los momentos más duros del día es cuando suena el despertador. ¡Rrriiiiing! y eres arrancado sin piedad de tu apacible sueño para volver a la realidad.
Por ello, me decidí hace tiempo a intentar que el día tomara otro color lo más rápido posible. Y es que no hay nada como un café calentito con un trozo de bizcocho para pasar de una mañana gris a una en technicolor.
La receta de este bizcocho la encontré en el blog de Mercado Calabajío bajo el nombre «CLASSIC BANANA CAKE CON NUECES» y no sabría decir la cantidad de veces que lo hemos disfrutado en casa.
Vamos con ello.
Ingredientes:
- 185 gramos de harina
- 1 cucharadita (de café) de bicarbonato sódico
- 1/4 cucharadita sal
- 125 gramos de mantequilla (mejor a temperatura ambiente)
- 125gr azúcar
- 1 cucharada de extracto de vainilla
- 1 huevo XL (si usais huevos camperos, echad dos)
- 2 plátanos muy maduros (125gr)
- 1 yogur natural
- 40 gramos de nueces cortadas en cachitos.
Aclaraciones:
En esta receta NO podemos sustituir el bicarbonato por levadura ROYAL. El hecho de añadir un yogur natural, que es ácido, nos pide usar bicarbonato para reducir dicha acidez.
Si el extracto de vainilla no nos convence mucho, otra opción es echarle una cucharada de ron.
En cuanto a las nueces, a mi personalmente me gusta encontrarme los trozos en el bizcocho, por lo que no las trituro mucho.
Elaboración:
Como siempre, antes de empezar, ponemos el horno a precalentar, a 170 ºC.
En primer lugar, tamizamos la harina con el bicarbonato y la sal.
En un bol bastante grande mezclamos la mantequilla con el azúcar y añadimos el huevo. El objetivo es tener una pasta cremosa.
A esta pasta le añadimos los plátanos en rodajas, el extracto de vainilla y seguimos batiendo. La masa es bastante líquida, pero luego espesará cuando añadamos la harina.
Incorporamos la mitad de la mezcla de harina y el yogur. Batimos un poco y añadimos las nueces.
Por último, añadimos poco a poco el resto de harina. Este parte es fundamental para la textura final esponjosa. Sólo se trata de mezclar a velocidad suave, ni siquiera hace falta que se integre del todo la harina.
Como siempre, engrasamos el molde, para que no se nos pegue el bizcocho, y echamos la mezcla intentando que se quede la superficie recta. A mi me encantó la presentación que hicieron del bizcocho en el blog del que obtuve la receta así que, igual que ellos, os sugiero colocar unas rodajas de plátano en el centro.
Lo metemos al horno y lo dejamos a 170 ºC durante una hora aproximadamente.
Al sacarlo, y sin desmoldar, lo dejamos sobre una rejilla para que se vaya enfriando.
Al cabo de unos 20 minutos lo desmoldamos con cuidado y lo ponemos a enfriar sobre la misma rejilla.
El resultado es un bizcocho con una textura realmente suave y un aroma a plátano espectacular. Como decía, ideal para aportar color a las grises mañanas.
Aunque yo suelo hacerlo en un molde grande, como el que he mostrado al final, también podemos repartir la masa en moldes más pequeños, de ración individual. Yo tengo unos pocos mini-moldes de plumcake en casa y confirmo que el resultado es igualmente delicioso.
D E L I C I O S O!!!!
La verdad es que sí jajaja ¡Te mando un trocito!