Septiembre es ese pobre mes que todo el mundo odia. Lo asociamos al regreso a los estudios en nuestra juventud, y a la vuelta al trabajo más adelante. Es el momento en el que somos conscientes, una vez más, de que los días de vacaciones que llevas esperando tanto tiempo pasan mucho más deprisa de lo que uno quisiera. Vuelven las obligaciones y los buenos propósitos: «este año me apunto al gimnasio y el verano que viene seré el cañón de la playa», «voy a empezar un curso de inglés y tomármelo en serio para que en las próximas vacaciones no me quede con cara de lelo cuando me hablan«, y un largo etcétera.
Pero para mí, además de todo eso, es el mes de la recogida de la cosecha de la huerta. Mi padre ha tenido siempre un pequeño huerto (dependiendo del año, no tan pequeño) y, debido al clima frío de su localización, la cosecha siempre llega un poco más tarde de lo normal. Es inevitable que cuando pienso en el mes de septiembre, pienso en los cubos llenos de tomates y pimientos, en desgranar judías en corro en la terraza de casa y en ir recogiendo las últimas frutas. Desde que dejé de vivir con mis padres, los meses de septiembre se han convertido en un periodo en el que abandono el Supermercado y voy a hacer «la compra» a casa paterna. ¡Y qué compra!
Estuve hace poco en el pueblo y «compré» un puñado de las últimas fresas de temporada. Algunas cayeron tal cual, recién cogidas, pero me guardé otras pocas para hacer una tarta que nos alegrara en casa el resto de la semana.
Venga, coge el delantal que tenías ya guardado con polvo y póntelo, que arranca el capítulo 3×01 de la nueva temporada.
Ingredientes:
La masa quebrada puedes realizarla en casa (como he hecho yo) o confiar en el señor Tarradellas. En ambos casos el resultado es bueno, porque el sabor principal lo ponen las fresas, pero en mi opinión, y teniendo en cuenta lo poco que cuesta hacer esta tarta, merece la pena intentar la versión casera.
Para la masa quebrada (molde de 22 cm):
- 150 gramos de mantequilla a temperatura ambiente (en crema, no derretida)
- 200 gramos de harina de trigo (yo he usado 100 gr de harina normal y 100 gr de harina integral, pero puedes utilizar la que quieras)
- 30 ml de leche
- 5 gramos de sal
Para el relleno:
- 400 gramos de fresas, limpias y sin tallos
- 60 gramos de azúcar moreno
Para adornar y disfrutar:
- Un poco de azúcar glass espolvoreado (cantidad al gusto)
Elaboración:
En primer lugar, realizaremos la masa quebrada, que debe reposar en la nevera al menos 2 horas. Si utilizas una lámina de masa quebrada comprada, sáltate este paso y vete directamente a precalentar el horno.
Corta la mantequilla al sacarla de la nevera en trocitos y échalos a un bol para que ahí vayan tomando la temperatura ambiente. En un vaso, disuelve la sal en la leche y viértelo sobre los dados de mantequilla. Una vez se hayan ablandado, mezcla con una espátula la leche con la mantequilla y vete añadiendo la harina tamizada. Verás que con la espátula se hace difícil remover, así que vuelca la masa en la mesa y ponte a mezclar con las manos. No hay que trabajar excesivamente la masa, se trata simplemente de que se integren bien los ingredientes y podamos hacer una bola. Envuélvela en film transparente y déjala reposar en la nevera al menos 2 horas. (Si quieres hacerla por la noche y continuar por la mañana, no pasa nada). Este tiempo de reposo es esencial para que luego podamos extender bien la masa y, cuando la metamos en el horno, no nos encoja en el molde.
Una vez transcurrido el tiempo de espera (o directamente si usas una masa comprada), encendemos el horno a 220 ºC (calor arriba y abajo) para que pre-caliente. También, engrasamos el molde pintándolo con un poquito de mantequilla derretida y esparciendo una fina capa de harina por encima. Lo ideal para estas tartas es tener un molde desmontable, porque cuando la tarta está hecha, no es fácil sacarla del molde sin romperla. Si, como yo, no tenéis ese molde, hay otro truco que podéis usar: Una vez engrasado y enharinado el molde, colocad una tira de papel de horno (o también podéis usar papel de aluminio) sobre el mismo, antes de colocar la masa quebrada y dejando un buen trozo de papel de sobra. Cuando tengáis que sacarlo luego del horno, podréis tirar de estos trozos de papel para extraer la tarta, evitando que se os rompa. Más adelante incluyo una foto para que veáis cómo sería 🙂
En un bol, echamos nuestras fresas bien limpias y sin los tallos, junto con el azúcar moreno y dejamos reposar. Veréis que las fresas, en reacción con el azúcar, comienzan a soltar su jugo. ¡Ñam!
Sacamos nuestra bola de masa de la nevera y, con ayuda de un rodillo, la estiramos intentando conseguir una forma redondeada. Te será práctico si antes de extender la masa, echas un poco de harina sobre la superficie de trabajo, así evitarás que se pegue a la mesa. La teoría dice que debes conseguir que la masa mida 3 mm de alto, pero yo lo hago a ojímetro. Cuando veas que ya es suficientemente grande para cubrir el molde, y con mucho cuidado, mueve la masa al molde. Intenta simplemente depositarla sobre éste, presionando levemente con los dedos para llegar a las esquinas, pero no la estires, porque todo lo que se extienda, encogerá luego en el horno.
Sobre la masa ya colocada, simplemente vertemos la mezcla de las fresas con el azúcar, presionando un poco con una cuchara para que todas queden bien alineadas. El resultado antes de meter al horno sería tal que así:
Bajamos la temperatura del horno a 200 ºC y metemos la tarta 30 minutos. Cuando haya pasado ese tiempo, sacamos la tarta y dejamos que se enfríe antes de desmoldarla (muy importante, porque en caliente la masa quebrada se romperá si intentamos moverla). Por último, espolvoreamos con azúcar glass al gusto y a disfrutar.
¡Qué aproveche!
Vaya suerte que tienes… así dan ganas de empezar septiembre aunque haya que doblar el lomo para recoger el fruto de la tierra. Qué pinta más buena tiene estas fresas.
Pues lo cierto es que me siento muy afortunado, sí. 🙂 Sé que es un lujo tener verduras y hortalizas naturales de verdad en nuestros días. E intento exprimirlos al máximo, así que cuando ya no están para comer frescos, pues damos la bienvenida a los postres jajaja Muchas gracias por pasarte 🙂 Espero quedarme por aquí
Ya lo tengo atado¡ a por la tarta!! :))
jajajaja ¡Genial! Pues si necesitas ayuda, ya sabes dónde estoy 🙂 Un abrazaco
Welcome!! Pero que grata sorpresa, que alegria! 💋 que tal has pasado el veranito de currele? Esta tarta es la llave que abre la super vuelta a la cocina! Pues nada majeton que aki estamos todos otra vez👏👏👏 PD: mi padre tb tiene huerta, y de su esfuerzo, comemos unos cuantos😉👋👋
¡Hola holaaa! Así es, con las fresas vuelvo a la carga y a encender el horno, que lo tenía abandonaíto al pobre 😀 Una alegría volver y que os sigáis acordando de mi. Ahora mismo voy a ver qué me he perdido en este tiempo de desconexión jajajaja
Ay, esos padres benditos que nos siguen alimentando!! 🙂
Este post lo has escrito para mi, no? Más que nada porque este año empiezo a estudiar francés y, como siempre, vuelvo a la dieta y a correr. La verdad es que he tenido un verano de tanto curro que estoy deseando la vuelta a la vida normal. Septiembre va a ser un buen mes!
Por cierto, muero de envidia de saber que aún tienes fresas… las únicas que tengo yo son congeladas.
Muuuuuac
jajajaja ¡Pero si todos hacemos lo mismo! Yo también me he propuesto volver a Pilates (que lo abandoné miserablemente en verano) y quiero ver si me hago algún curso de cocina que esté interesante. Prometo poner alguna receta baja en calorías para los de la dieta, que luego recibo improperios! 😛
Por cierto, enhorabuena para ti, que el fin de verano significa descansar un poquito. Aprovecha y vuelve a esos desayunos a media mañana con las amigas, que los demás estaremos golpeando la tecla en la oficina 🙂
Un besazooo
a mi septiembre me encanta, jajajajaj. Es el mes de mi cumple y ya sé de que va a ser la tarta. Por fin tu blog de nuevo. Gracias
Gracias a ti por seguirme y por insistir (tu mensaje en IG me llegó al alma!) jajajaja
Y felicidades (adelantadas o atrasadas) por ese cumpleaños. 🙂
Que delicia de tarta. Y que envidia me das con tu huerto!
¡Muchas gracias! aunque el mérito del huerto es totalmente de mi padre, que es el que se desloma para que los demás disfrutemos. 🙂
¡Un abrazo grande!
Ay, estos predecesores…
A mi me pasa lo mismo en agosto y septiembre mi cocina se llena de ricos productos de la tierra: tomates, berenjenas, etc… ya no se de donde sacar más frascos para hacer conservas y que ricas están todo el año.
La tarta tiene una pinta estupenda y además sin huevo, así que me quedo con la receta. Besos y feliz inicio de semana
Es que es una receta super sencilla y muy aplicable a casi cualquier fruta. De hecho se podría hacer igualmente con frambuesas, cerezas o ciruelas.
Esos botes de conservas guárdalos a buen recaudo que, como te descuides, me paso por tu casa y te los robo! jajajaja
¡Un besazo!
Buen regreso y a disfrutar de la cosecha, qué envidia…
¡Muchas gracias! La verdad es que estaba deseando volver a meterme en harina y sacar cositas dulces para alegrar las mañanas. Un placer que no te hayas olvidado de mi jijiji
Tiene un aspecto a tarta casera… que me encanta !!!
En cuanto pueda le hinco el diente, jajajaja
Un saludo
¡Pues claro que es una tarta casera! jajajaja Pese a que las tartas super elaboradas con fondant me parecen una maravilla, lo cierto es que mi habilidad no llega para tanto. Me conformo con pensar que mis tartas tienen un aspecto más «rústico» jajajaja
Un abrazo grande y un placer tenerte de vuelta
Bienvenido!!! Qué pinta!!!! Y además lleva fruta de huerta, fijo, fijo que no engorda … 😊
Sobre todo porque es de la huerta! jajajaja
¿Qué tal ha ido el veranito? He visto que me dejaste un premio, pero he estado casi sin conexión. Ahora me toca hacer los deberes y revisar todo lo que me he perdido este tiempo. ¡Qué ganas!
Un abrazo grande Cristina
Debo ser un poco bicho raro .. 🙂
Me gusta volver a las obligaciones , la vuelta al cole … en definitiva no voy a negar que me gusta la rutina..
Me gusta que a igual que yo, muchos mas puedan disfrutar del placer de consumir ingredientes 100% caseros y claro esta ..como no, me encanta tu tarta de fresas y que estés de nuevo al mando de tu cocina.
Besos.
Lo cierto es que la vuelta a la rutina tiene su punto reconfortante. No negaré que cuando vuelvo de vacaciones, la sensación de volver a estar en casa, en mi cama, mi sofá y con mis cosas, me gusta mucho. ¡Pero lo que no me gusta tanto es volver a la oficina! jajajaja
Muchas gracias por acercarte a mi rinconcillo. Ahora me paso a ver qué me he perdido estas semanas que he estado fuera.
¡¡Un besazo!!
Buenísima pinta y se ve súper sencilla. Con lo que a mí me gustan las fresas, me apunto la idea 🙂
Un abrazo! 🙂
❤ enamorado de la tarta!
Siempre me dejas antojado y yo sin mis herramientas en la gran ciudad.
Abrazo y apapacho @UanPound 😀
jajaja ¡Pero bueno! ¡Te has dejado lo más importante del equipaje en casa! Un abrazo grande y mucha suerte por la gran ciudad 🙂
Madre mia qué pinta!!
Hola!
Acabo de nominarte a los premios Dardos. Puedes ver si quieres mi ultimo post para ver de que va el tema si es que no lo conoces ya.
http://cocinaenverde.wordpress.com
Enhorabuena por tu blog!
🙂
¡Uy, acabo de verlo Klara! Ahora mismo voy para allá! :-))) Muchísimas gracias
Que suerte poder disfrutar de las fresas a estas alturas del verano, la tarta espectacular, yo tendré que esperar hasta la próxima temporada que mi huerto ya no da fresicas.
Un abrazo.
Hombre, siempre puedes hacer la tarta con ciruelas, que todavía hay y también queda bien rica. 🙂
Ya me darás envidia el año que viene cuando tú empieces a tener fresas en mayo y a mi se me haga la boca agua. jajaja
¡Un abrazaco!
¡Que buena pinta! Con lo que me gustan a mí las fresas…
Un besito guapa, me quedo por aquí.
He abierto un blog, por si te apetece ❤
¡Pues muchas gracias! Hasta por lo de guapa! Jajajajaja Creo que me tendré que dejar crecer la barba otra vez